No soy ningún poeta. No amo las palabras por las palabras. Amo las palabras por lo que son capaces de conseguir.
[Patrick Rothfuss]

domingo, 8 de abril de 2012

Rencor

Siempre le guardé rencor a la tía Bety, pero nadie entendió por qué. Fui cruel con ella, tan cruel como lo puedes ser en la infancia. Escondí sus cosas, revolví su escritorio, puse sal en su leche y rompí sus fotos. Algunas veces le grité que no la quería, otras muchas salí corriendo de sus abrazos. Siempre le guardé rencor a la tía Bety, pero nunca di la razón. No creo que nadie lo entienda, no creo que a nadie le preocupe entenderla. Pero igual lo diré, ahora que ya no es tiempo.

Cada noche ella me arropaba, cubría mi espalda y se sentaba a la orilla de la cama. Cada noche iniciaba una historia, la misma historia cada noche. La princesa Aurora se pincha con el filo de una rueca, caía bajo el hechizo de la bruja, dormiría hasta que... ¿Hasta qué? Cada noche mi Bety caía dormida bajo el hechizo del trabajo excesivo. Nunca la desperté, esperé el final, esperaba que Aurora no despertara porque no soportaba su estupidez. Un día Bety puso algo en la televisión y se marchó, la abertura de Disneylandia resonó en la sala. La película llegó al final y Aurora despertó; tía Bety no volvió a arroparme por la noche. 

Siempre le guardé rencor a la tía Bety.

No hay comentarios:

Publicar un comentario